101Después de esto designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir. 2Y les decía:
—La mies es mucha, pero los obreros pocos. Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies. 3Id: mirad que yo os envío como corderos en medio de lobos. 4No llevéis bolsa ni alforja ni sandalias, y no saludéis a nadie por el camino. 5En la casa en que entréis decid primero: «Paz a esta casa». 6Y si allí hubiera algún hijo de la paz, descansará sobre él vuestra paz; de lo contrario, retornará a vosotros. 7Permaneced en la misma casa comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el que trabaja merece su salario. No vayáis de casa en casa. 8Y en la ciudad donde entréis y os reciban, comed lo que os pongan; 9curad a los enfermos que haya en ella y decidles: «El Reino de Dios está cerca de vosotros». 10Pero en la ciudad donde entréis y no os acojan, salid a sus plazas y decid: 11«Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies lo sacudimos contra vosotros; pero sabed esto: el Reino de Dios está cerca». 12Os digo que en aquel día Sodoma será tratada con menos rigor que aquella ciudad.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)